Una de las cosas que me mueve al tomar a La Candelaria como objeto de mi análisis es su pensamiento y a través de ello mi mirada -nueva mirada- de la teatralidad en latinoamérica.








¿De qué manera las personas que iniciaron La Candelaria encontraron no solo en el teatro sino en un nuevo lenguaje un motor para complejizar su pensamiento, su contexto, el arte?

No puedo sino hablar desde lo que me produce al pensar en la trayectoria de La Candelaria desde el año 1966 donde las sociedades-las minirías venían pronunciandose desde su propia voz contradiciendo los estatutos establecidos.

La manera en la que incluso el teatro ¨tenía que trabajarse¨tomando como proyectos los montajes de obras clásicas pero a través de un lenguaje y de signos que si bien podían entablar una relación con la realidad latinoamericana, pues ¿qué de ello era propio?

No dar el primer paso con suavidad sino dar un zarpazo, un golpe que mueve la conciencia
junto con los sentidos para darle o buscar en sentido acerca del cuerpo, la mirada, el otro.

Un lugar de encuentro.

Encuentro con un pensamiento que despoja la mirada y la vuelve real, abierta, como si ya nada podría detener su marcha.

Un encuentro de conjunción de deseos, conflictos, inconformidades, políticas, errores, incertidumbres... un encuentro de construcción de una comunidad de diversos caracteres con una necesidad particular de explorar la particularidad, de desentrañar hacia adentro, hacia la gente, sus historias, sus voces -ocultas y presentes-, de crear, de ser autónomos siendo parte de un colectivo.


Pienso que La Candelaria toma y percibe los acontecimientos de la época, los cuales no suceden en los lugares exteriores sino que más bien de una u otra manera llegan hasta su contexto y no pueden ser indiferentes.

Sus integrantes reconocen la distancia que puede estar figurando bajo una medida de construcción política, cultural y social para acceder a las voces de los dramaturgos, aquellos que no solo por medio de sus obras denotan su discurso sino que desde otras disciplinas o maneras desmaterializan lo que el teatro podría ser si se lo piensa no como un espectáculo-entretenimiento sino como un espacio de crítica, de educación, es decir el espacio artístico que expondría y permitiría encaminar un discurso y lenguaje propio y no ausente.

Así aparece Brecht como un forjador de su pensamiento pero lo que puedo diferenciar es la manera en la que Brecht se apodera de ellos y viceversa que al final termina siendo el fruto de su trabajo. Siempre experimentando, indagando, creando nuevos personajes los cuales su misma ciudad y país son los que les permite dar los rasgos y características particulares.

También puedo percibir que los fundadores de La Candelaria toman al teatro como un problema y objeto de estudio. En su funcionalidad logran ubicar diversos parámetros que les permiten relacionar o complejizar sus creaciones con una carga discursiva trabajada desde el análisis, la pertinencia de otras artes y disciplinas y la filosofía, es decir para La Candelaria hacer teatro se vuelve un discusión filosófica, una indagación ontológica desde lo que pueden extraer a partir de otras voces y exposiciones hasta lo que su comunidad les facilita.

La Candelaria logra -como un primer impulso- hacer visibles las cosas que estaban invisibilizadas, ya sea por el poder o por la falta de conocimiento-sentido, dominación. Es decir, como cita Boaventura:

¨Lo colonial que retorna es de hecho un nuevo colonial abismal. Esta vez, el colonial retorna no sólo en los territorios coloniales anteriores sino también en las sociedades metropolitanas. Aquí reside la gran transgresión. pues lo colonial del período colonial clásico en ningún caso podría entrar en las sociedades metropolitanas a no ser por iniciativa del colonizador (como esclavo, por ejemplo). Se está ahora entrometiendo y penetrando en los espacios metropolitanos que fueron demarcados desde el comienzo de la modernidad occidental a este lado de la línea y, además, muestra un nivel de movilidad inmensamente superior a la movilidad de los esclavos fugitivos. En estas circunstancias, el metropilitano abismal se ve a sí mismo atrapado en un espacio contraído y reacciona redibujando la línea abismal. Desde su perspectiva la nueva intromisión de lo colonial no puede sino ser conocida con la lógica ordenante de apropiación/violencia. La época de la pulcra división entre el Viejo y Nuevo Mundo, entre lo metropolitanos y lo colonial ha terminado. La línea debe ser dibujada tan cerca al rango como sea necesario para garantizar la seguridad. Lo que solía ser inequívoco para este lado de la línea es ahora un territorio sucio atravesado por una línea abismal serpenteante¨.

La línea abismal para La Candelaria es una línea que está en constante presencia para ubicar su pensamiento y trabajo. Es como aquello que en un inicio tenía que ser desdibujado o sombreado para poder encontrarse a sí mismos.
Vuelven la mirada que intenta copiar o emular estéticas, comportamientos, discursos, realidades europeas se vuelca hacia la realidad de lo que son en Colombia bajo circunstancias complejas pero propias. La realidad que abarcaba la dramaturgia de Brecht se tornaba un eje para poder trabajar la realidad colombiana para a través del arte-del teatro se desarrolle y encuentre su organicidad.

Teatro La Candelaria si bien hasta la actualidad sigue en su búsqueda, en su trabajo de laboratorio pues ha mantenido su espacio y territorio en la escena. Pensar que el teatro es un lugar de edades permite reconocer los momentos y estados contenidos, los procesos...
Siento que lo que deja este grupo es la asimilación acerca de lo que ha sido el propio grupo y sus procesos, cada uno desde los espacios que le eran necesarios pero que ha intentado mantener ciertos puntos como ejes puntales para poder resistir-inventar ese cuerpo y pensamiento fuerte (visto como una comunidad que mira a la sociedad y a través del arte -el teatro- que encuentra el lenguaje, su retórica, una crítica para diferenciar las maneras diferentes en que acontecen las cosas.



vanessa maría guamán saavedra
junio 9 de 2017
historia y política de la teatralidad latinoamericana

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LA CANDELARIA